Vinos que nos hablan del paisaje. Pasear en bicicleta una mañana de otoño por los pueblecitos del Empordanet, aquellos de la orilla del Ter y del Daró -a menudo ubicados sobre una colina y rodeados de campos-, hacer un desayuno en medio de unos viñedos, una cata de vinos y una visita a la bodega, manos del viticultor: buena vida, de placeres sensoriales, ahora visuales, ahora olfativos, del gusto... y haciendo deporte acompañados de amigos.

Con esto está todo dicho, ¿verdad?, y podríamos terminarlo así; pero expliquémoslo.

Imagina que sales del poblado ibérico de Ullastret, que pedaleas por encima del antiguo lago, el que permitía a los antiguos griegos llegar allí navegando desde Empúries para comerciar. Imagínete entrando en la villa medieval amurallada de Ullastret, pasar por Castell d'Empordà, entrar en la Bisbal por el lado del río y pasear por su casco antiguo. Imagina que pasas junto a Vullpellac, de Fonteta, y que poco después llegas, rodeados de viñedos, a la masía Patiràs, donde nos espera Xuriguera... Esto hacíamos el pasado octubre algunos de los seguidores de rutabike.com.

Allí nos tenía preparado un desayuno y una cata, que saboreamos escuchando su descripción del entorno, de la tierra, de las cepas, de las bodegas y finalmente de los vinos. Él nos hizo dar cuenta de que si algo tiene un producto agrícola hecho con cariño, delicadeza y respeto es que nos habla del paisaje, que nos describe el territorio, su gente: la que trabaja y también, y mucho, la que nos ha precedido; pues la agricultura es un compendio de historia y de geografía que no sale demasiado en los libros, quizás, pero sin el que no entenderíamos quiénes somos, qué somos realmente.

Esa fue una pedalada para no olvidar. La rematamos entrando en Peratallada, otra de las joyas, con sus calles, el castillo, los portales de la muralla y el foso cortado en la misma piedra. A partir de ahí, en medio de aquel paisaje tan idílico y codiciado, sólo nos quedaba cerrar el círculo volviendo al punto de partida.