El Miracle

EL-MIRACLE

 

Sí, el Miracle. Porque era un día de finales de febrero un poco encapotado. Tanto es así que al levantar la persiana, a las 7h de la mañana, en Vic -una parte del grupo somos de la comarca de Osona- lloviznaba. “Ostras, ¿quieres decir que debemos ir?”.

 

Pero la previsión era de mejora de cara al mediodía, y con los días que hacía que yo personalmente no salía, carretera y manta con la bici cargada. Por el camino el poco de lluvia se convirtió en nieve, después en lluvia y al llegar a Su, más arriba, de nuevo en nieve. Pensamos que el encuentro sería para desayunar y nada más, y ya pensábamos dejarlo cuando paró. Un rato de debate y, finalmente, a pedalear. El día seguía gris, medio nublado y frío, bastante frío; nosotros adelante. La nieve estaba sólo en los rincones y con la niebla empezó a deshacerse deprisa.

Al final la temperatura se suavizó. Al pasar por Sant Just d'Ardèvol la cosa ya pintaba mejor. Aún no había buenas vistas, si bien ya veíamos los campos y bosques tan característicos de esta zona, con alguna masía aislada, solitaria, de aquellas que se hacen admirar. El cielo todavía gris, la piedra gris y marronosa, con el poco de verdecillo que se enganchaba en los rincones más umbríos y en el pavimento del pasillo que conducía, hacían que la iglesia pareciera más misteriosa. A esto ayudó la inscripción del dintel de la entrada.

Al continuar hacia el Miracle el tiempo acabó de girarse, y la subida que superamos para llegar nos hizo pasar definitivamente el frío. Ya en las vistas de nuestro objetivo quisimos subir antes hasta la ermita de Sant Gabriel. Al estar en el santuario de el Miracle, el sol lucía fuerte y la entrada del hostal invitaba a hacer un vermut. Lo dejamos en una bebida y fuimos a visitar el retablo. Como gente de Osona nos divertia que fuera de un escultor de nuestra tierra, Carles Morató, uno de los grandes maestros del barroco. Contemplarlo merecía la pena y justificaba la pedalada, junto con el encuentro de amigos y la comida en el hostal del Forn de Su, el punto de inicio y final de la etapa.

Si buscáis un lugar de paz, con bosques, campos, masías y vecindarios apartados de todo, el sur del Solsonès, en los límites con la alta Segarra os fascinará. Os recomendamos unos días de turismo en la zona, enlazando algunas de las rutas que os ofrecemos en Rutabike y que no os dejarán indiferentes.