El Mont, la cima que hechizó Verdaguer

El-mont

La montaña del Mont es el punto más elevado del sector de levante del territorio montañoso que se ha convenido en llamar Alta Garrotxa. Desde la llanura, la del Empordà, la del terraprim o la que se adentra hacia la cabecera del Fluvià, la montaña del Mont se hace mirar y no deja indiferente a nadie.

Su perfil de acantilados calcáreos genera tal magnetismo que invitan a subir. A simple vista, las vertientes que miran hacia el norte y levante, cubiertas de una densa masa forestal, parecen las más vulnerables para alcanzar su cumbre en bicicleta. Un padrón rocoso donde se asienta el santuario que acoge, en versos del poeta y gran viajero Jacint Verdaguer, la Reina del Empordà.

La propuesta de ascensión al Mont es una experiencia muy placentera y gratificante en todos los sentidos. Pedalear por la cara norte de la montaña bajo una densa boscuria inmersos en los propios pensamientos y, de repente, por el lado de la llanura regada por el Fluvià, pasar a dominar una gran extensión de paisaje que crece exponencialmente en la cima es realmente impresionante . El Mont es el mirador de generosas panorámicas donde Jacint Verdaguer encontró el lugar ideal que buscaba para mirar cara a cara al Canigó y la tranquilidad para escribir. Tanto le gustó que realizó una larga estancia durante el verano de 1884 y aprovechó para escribir algunos fragmentos del poema Canigó.

Inmerso en la soledad que rodea el lugar, probablemente debía deleitarse con un paisaje colosal e inspirador desde que amanecía hasta el atardecer. Y es que desde la cima las vistas de hondonadas, valles y cordilleras que se divisan son genuinamente maravillosas. Rodeados de un silencio sólo quebrantado por el Dios Èol, ante la mirada atenta van desfilando la cordillera de los Pirineos desde el Puigmal hasta Cap de Creus muriendo en la abadía de Roses y con el Canigó dominando el conjunto; delante de esta línea de relieves identificamos con claridad el Bassegoda, Comanegre, los riscales de Sant Aniol o la sierra Cavallera. Y hacia poniente el siempre iconográfico Pedraforca, acompañado de Ensija y Rasos de Peguera; y más acá Sant Magdalena, Puigsacalm, Cabrera y los relieves del Collsacabra, el Montseny y las siempre verdes Guilleries. Y siguiendo la línea que arranca del Puigsacalm en dirección al mar, Finestres, la Salut, montañas de Rocacorba, las Gavarres y el Montgrí. Y a contraluz, Cadiretes y el Montnegre-Corredor a ambos lados de la Tordera. Y no hablemos ja de los pueblos y villas esparcidos por la gran planicie a ambos lados de la cima: Figueres, Girona, Banyoles, Besalú, Olot...¡Impresionante y muy emocionante!

Os recomendamos uno de los textos que Verdaguer escribió durante ese verano en la montaña, seguro mucho más atractivos y motivadores de lo que nosotros podemos ofrecer en las cuatro líneas de este monográfico: L’ermita del Mont**

** Fragmento extraido de:

 

Verdaguer, J., Prats, M., and Carreres i Péra, J. (1984). Obres. Seleccions
Verdaguer a la Mare de Déu del Mont
. Edicions del Pèl.

 

 Rutas del Mont

Alt Empordà AEM 036_Lladó