¿Pedalear por pedalear o viajar en bicicleta?

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Pedalear por pedalear no es viajar en bicicleta; pedalear por pedalear traiciona la esencia de la bicicleta como medio para desplazarse de un sitio a otro; pedalear por pedalear es, lisa y llanamente, una actividad más deportiva que lúdica.

 

Viajar en bicicleta es pedalear a tu ritmo sin prisas, escudriñando cada metro del territorio, sus olores, los sonidos, las flores, las colinas y las llanuras. Viajar en bicicleta es disfrutar de la compañía de las amistades o de la familia, de sus conversaciones compartiendo anécdotas, inquietudes y experiencias o, simplemente, dejar que el paisaje avance pausadamente absortos en nuestros pensamientos mientras el aire nos acaricia la cara y, en un claro e involuntario ejercicio de intrsopección, viajamos hacia el interior de nosotros mismos. Viajar en bicicleta es llegar todos los días a un destino no a una meta, acabar cada jornada en un lugar nuevo y conocer a su gente y su historia. Viajar en bicicleta también es sufrir en las subidas, disfrutar de las bajadas o pedalear cómodamente de plano, superar las inclemencias del tiempo, la lluvia, el sol y el viento y vencer las dificultades que el camino nos depara sin desfallecer para crecer. Viajar en bicicleta es recuperar el ADN de los primeros nómadas que empezaron a explorar el mundo, por curiosidad o necesidad, que había más allá de su territorio. Viajar en bicicleta son esto y muchas otras cosas que nada tienen que ver con el deporte y la competición. Visto desde esta óptica, el viaje en bicicleta evoca aquellas sensaciones de libertad que experimentábamos en la infancia con las primeras vueltas de pedal y se convierte en una experiencia sanadora y reparadora.

Para viajar en bicicleta basta con colgar las alforjas con lo mínimo indispensable y encadenar Insbruck y Lisboa pasando por Zúrich, Coumayer, Barcelona y Madrid; disfrutar atravesando grandes sistemas montañosos como los Pirineos, la Cordillera Cantábrica, el Macizo Central, los Apeninos, los Cárpatos o las Dolomitas; disfrutar pedaleando de Riga en Tallin o de Cracovia en Bratislava; atravesar países como Escocia, Grecia, Portugal, Bulgaria, Montenegro, Eslovenia o Cataluña.

Pero viajar en bicicleta no es sinónimo de grandes hazañas; viajar en bicicleta también es ir de casa al trabajo, o hacer pequeñas travesías de dos días como la Vuelta al Montsant, las Vías Verdes Gerundenses, la Ruta del Cister, la Terra Alta, Els Ports, la Plana d'Urgell, la Caminos de Agua, la Ronda del Moianès o coger el tren de Barcelona a Ripoll y volver pedaleando a la ciudad condal pasando por Vic. O si dispones de tres días, conectar diferentes capitales de comarca, dar la vuelta al Montseny, la vuelta a la Sierra de Guara, la vuelta a la Sierra de Sant Gervàs, la vuelta al Boumort o la Plana de Ponent y si eres afortunado y dispones de cuatro días o más, disfrutarás del viaje de la Transversal Tour, un viaje encadenando Lleida y Girona, una circular de cuatro días por los Prepirineos Orientales, la Trans Litoral que desde Barcelona llega a Beceite o la Trans Norte-Sur que saliendo de los Prepirineos llega hasta el Delta del Ebro.

Estas y otras propuestas las encontrará en rutabike.com. Elija la que le parezca más idónea y disfruta del placer de viajar en bicicleta