Gironés GIR 006_Llagostera
Espai Natural Protegit del Massís de Cadiretes - l'Ardenya. Muntanyes de Llobatera.
Llagostera – Collet de la Mallorca – Font Bona – Puig de les Cadiretes – Sant Grau – Suro del Llop – Sant Baldiri – Montclar – Solius – Llagostera.
Mapes Comarcals de Catalunya. Gironès. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
Resumen
Distancia:46 km
Desnivel:1240 m
Tiempo:4 h 30 min
Dificultad:media-difícil
Dos cimas emblemáticas del Macizo de Cadiretes - el Ardenya
Una ruta que se adentra en el corazón del macizo y conquista la cima de Puig Sillas, el techo de este Espacio Natural Protegido que separa la Costa Brava de las llanuras Selvatana y Girona, y el de Montclar, una cima rocosa de orografía singular que da carácter al macizo.
Por otra parte la ruta visita dos interesante ermitas, San Grado con orígenes legendarios, algunas fuentes apuntan que fue fundada por... Dos cimas emblemáticas del Macizo de Cadiretes - el Ardenya
Una ruta que se adentra en el corazón del macizo y conquista la cima de Puig Sillas, el techo de este Espacio Natural Protegido que separa la Costa Brava de las llanuras Selvatana y Girona, y el de Montclar, una cima rocosa de orografía singular que da carácter al macizo.
Por otra parte la ruta visita dos interesante ermitas, San Grado con orígenes legendarios, algunas fuentes apuntan que fue fundada por la madre de Jaime I el Conquistador, o la abandonada ermita de Sant Baldiri
Salimos del punto más elevado del pueblo, lugar donde se ubicó el antiguo castillo en el s. XIII que actualmente ocupa el edificio del ayuntamiento compartiendo espacio con la iglesia de Sant Feliu, un edificio visible desde muchas regiones ya que tiene un volumen y altura considerable. Todo este barrio viejo de la villa aún conserva parte de las murallas y dos torres que cerraban el recinto.
Nos dejamos caer por las calles de mediodía para ir a buscar, inicialmente, la carretera que pasando por el corazón del macizo lleva a la costa. La dejamos a continuación por un camino que se adentra entre campos de cultivos y masías. La silueta de Sant Feliu sobresaliendo de las casas que debían crecer a su cobijo le confiere una imagen típica de núcleo medieval. Un paso subterráneo bajo la autovía nos permite pasar al otro lado. Mientras atravesamos el plan en busca del camino que se adentra por el interior del macizo disfrutamos de una bonita postal del Pirineo entre el Puigmal y el Canigó, relieves nevados que se elevan altivamente contemplados desde la depresión.
La subida hacia el cuello de la Mallorca, uno de los varios puntos de inflexión de la ruta, se hace por una pista en buen estado que combina tramos empinados, cortos e intensos, con otras más suaves que permiten disfrutar de la exuberante bosque de alcornoque que nos rodea, cada vez más visible debido a la limpieza de pinos que se está haciendo debido a una plaga que progresa ávidamente con el aumento de la temperatura, fruto del cambio climático. Los alcornoques limpias de vegetación foránea probablemente progresarán mejor y seguirán alimentando la conocida industria del corcho de Cassà de la Selva.
La mediterránea se hace presente pasado el cuello de la Mallorca, un azul luminoso intenso y plateado en los puntos que refleja la luz solar, visten el trayecto hacia la urbanización Font Bona y hasta la cima que corona el macizo. Navegamos por los relieves de la montaña que dibuja los límites a mediodía de la cuenca de la Riera de Tossa. Desde la urbanización en la base de la cima hay fuertes subidas que piden intensidad en todo momento. Afortunadamente la pista de arena está en buenas condiciones.
Un corto sendero nos sube a la cima. Ancho y rodeado de bloques graníticos por todo que nos permiten trepar a un vértice geodésico, un mirador de vistas más que espectaculares. Mirando hacia el sur, bajo nuestros pies, se despliega en dirección sur el valle de la Riera de la Tossa con el pueblo bien visible en su desembocadura. Cerrando la panorámica de mar a tierra vemos a diferentes distancias del punto de observación, la desembocadura del Tordera, Collserola, el Montnegre, Montserrat y Sierra del Obac al fondo del pasillo, el Montseny, relieves del Collsacabra como el Faro o de las Montañas de Roca-curva. Y completando este semicírculo imaginario hacia el norte, tras la depresión de la Selva donde se asientan entre otros Llagostera o Cassà, los relieves nevados los picos más altos de la postal del viaje, un abanico de cimas que va desde el Puigmal al macizo del Canigó y, más cercanos, las sierras de las Salinas, Alberes y Gavarres. Un espectáculo para disfrutar en calma mientras recuperamos fuerzas y un claro ejemplo de que lo que nos parece lejano son realmente distancias cortas cuando las observas desde arriba.
En el lugar más llano del Puig de Cadiretes, justo donde afloran los grandes bloques graníticos, había un poblado medieval de poco tamaño que aprovechaba para su defensa el escarpe natural del monte. Todavía se pueden ver muros de piedra seca que conforman diferentes ámbitos de planta cuadrangular y orientados muy variablemente, pero no se reconocen espacios de circulación (de tipo calle) ni otros elementos constructivos o edificaciones como podrían ser iglesias, murallas o depósitos.
Continuamos la ruta con el objetivo de visitar el sitio de Sant Grau. Para llegar sin tocar asfalto vamos a buscar una pista directo al santuario a la que llegamos por un camino de fuerte pendiente que debido a la arena lo hace muy técnico. El mar llano como un vidrio y de un azul intenso nos acompaña en todo el trayecto, tanto en Sant Grau como el lugar conocido como Corcho del Lobo, cruce donde encontramos la pista directo a Puig de Cadiretes, opción más corta si no se quiere visitar Sant Grau. El santuario, uno de los lugares emblemáticos de Tossa y de la región, podría tener sus orígenes en el siglo XIII, alrededor de una leyenda relacionada con la madre de Jaime I el Conquistador, María de Montpellier, que pasó por este lugar. Para el encuentro anual es tradicional ir a comer arroz y comer costillas de cordero en pequeños grupos alrededor del santuario
El camino de Grado en el cuello del Corcho del Lobo es entretenido pero es de esos trayectos interesantes para hacer en bicicleta de montaña. Llegamos al lugar de la Rota desde donde nos vamos a la ermita de Sant Baldiri, un bonito edificio en estado de abandono, y desde aquí a la cima del Montclar, una agradable sorpresa incluida en el listado de los 100 cumbres de la FEEC. De Sant Baldiri en la cima navegamos por la cresta entre relieves graníticos que la coronan. La visión de la cima desde cerca es sencillamente sobrecogedora. Una masa rocosa que emerge altiva por encima de unos laderas cubiertas de vegetación nos confirma definitivamente el origen geomorfológico del macizo, un paisaje constituido por un conjunto de formas características del modelado granítico como los bloques de roca que parecen murallas o tumbara megalíticas que nos han acompañado en el vitge hasta aquí.
Una vez en la cima, se accede a pie en pocos minutos, la visión de otras crestas rocosas como los domos de Carcaixells, Roca Ponça o Rocas Gemelas y relieves residuales en forma de pan de azúcar nos confirma la singularidad del origen magmático del macizo de la Ardenya. Por otra parte la cima es también un mirador natural que completa con los relieves y pueblos del valle del Ridaura o Valle de Aro las panorámicas que hemos disfrutado desde la cima que corona el macizo.
Volvemos al cuello de Montclar. El camino que hace atajo para ir a buscar la pista que va por la vertiente ponentina la cumbre, además de tener una pendiente exagerado, está muy dañado por hacer sobre la bicicleta. Afortunadamente se corto pero, opcionalmente, se puede retroceder desde el cuello un tramo para ir a buscar el camino más arriba y no poner pie en tierra. La pista nos deja en un cuello a poniente del Puig de Matxacuca donde encontramos una pista excelente que nos baja al fondo del valle, cerca de Solius, desde donde enlazamos con la vía verde del Carrilet, que nos permite volver cómodamente en Llagostera.
Enero de 2017
CENTROS DE INTERÉS
Santuario de Sant Grau. Ermita de Sant Baldiri. Domos de Carcaixells. Castillo de Solius
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
http://www.turismegirones.cat/
Una ruta que se adentra en el corazón del macizo y conquista la cima de Puig Sillas, el techo de este Espacio Natural Protegido que separa la Costa Brava de las llanuras Selvatana y Girona, y el de Montclar, una cima rocosa de orografía singular que da carácter al macizo.
Por otra parte la ruta visita dos interesante ermitas, San Grado con orígenes legendarios, algunas fuentes apuntan que fue fundada por... Dos cimas emblemáticas del Macizo de Cadiretes - el Ardenya
Una ruta que se adentra en el corazón del macizo y conquista la cima de Puig Sillas, el techo de este Espacio Natural Protegido que separa la Costa Brava de las llanuras Selvatana y Girona, y el de Montclar, una cima rocosa de orografía singular que da carácter al macizo.
Por otra parte la ruta visita dos interesante ermitas, San Grado con orígenes legendarios, algunas fuentes apuntan que fue fundada por la madre de Jaime I el Conquistador, o la abandonada ermita de Sant Baldiri
Salimos del punto más elevado del pueblo, lugar donde se ubicó el antiguo castillo en el s. XIII que actualmente ocupa el edificio del ayuntamiento compartiendo espacio con la iglesia de Sant Feliu, un edificio visible desde muchas regiones ya que tiene un volumen y altura considerable. Todo este barrio viejo de la villa aún conserva parte de las murallas y dos torres que cerraban el recinto.
Nos dejamos caer por las calles de mediodía para ir a buscar, inicialmente, la carretera que pasando por el corazón del macizo lleva a la costa. La dejamos a continuación por un camino que se adentra entre campos de cultivos y masías. La silueta de Sant Feliu sobresaliendo de las casas que debían crecer a su cobijo le confiere una imagen típica de núcleo medieval. Un paso subterráneo bajo la autovía nos permite pasar al otro lado. Mientras atravesamos el plan en busca del camino que se adentra por el interior del macizo disfrutamos de una bonita postal del Pirineo entre el Puigmal y el Canigó, relieves nevados que se elevan altivamente contemplados desde la depresión.
La subida hacia el cuello de la Mallorca, uno de los varios puntos de inflexión de la ruta, se hace por una pista en buen estado que combina tramos empinados, cortos e intensos, con otras más suaves que permiten disfrutar de la exuberante bosque de alcornoque que nos rodea, cada vez más visible debido a la limpieza de pinos que se está haciendo debido a una plaga que progresa ávidamente con el aumento de la temperatura, fruto del cambio climático. Los alcornoques limpias de vegetación foránea probablemente progresarán mejor y seguirán alimentando la conocida industria del corcho de Cassà de la Selva.
La mediterránea se hace presente pasado el cuello de la Mallorca, un azul luminoso intenso y plateado en los puntos que refleja la luz solar, visten el trayecto hacia la urbanización Font Bona y hasta la cima que corona el macizo. Navegamos por los relieves de la montaña que dibuja los límites a mediodía de la cuenca de la Riera de Tossa. Desde la urbanización en la base de la cima hay fuertes subidas que piden intensidad en todo momento. Afortunadamente la pista de arena está en buenas condiciones.
Un corto sendero nos sube a la cima. Ancho y rodeado de bloques graníticos por todo que nos permiten trepar a un vértice geodésico, un mirador de vistas más que espectaculares. Mirando hacia el sur, bajo nuestros pies, se despliega en dirección sur el valle de la Riera de la Tossa con el pueblo bien visible en su desembocadura. Cerrando la panorámica de mar a tierra vemos a diferentes distancias del punto de observación, la desembocadura del Tordera, Collserola, el Montnegre, Montserrat y Sierra del Obac al fondo del pasillo, el Montseny, relieves del Collsacabra como el Faro o de las Montañas de Roca-curva. Y completando este semicírculo imaginario hacia el norte, tras la depresión de la Selva donde se asientan entre otros Llagostera o Cassà, los relieves nevados los picos más altos de la postal del viaje, un abanico de cimas que va desde el Puigmal al macizo del Canigó y, más cercanos, las sierras de las Salinas, Alberes y Gavarres. Un espectáculo para disfrutar en calma mientras recuperamos fuerzas y un claro ejemplo de que lo que nos parece lejano son realmente distancias cortas cuando las observas desde arriba.
En el lugar más llano del Puig de Cadiretes, justo donde afloran los grandes bloques graníticos, había un poblado medieval de poco tamaño que aprovechaba para su defensa el escarpe natural del monte. Todavía se pueden ver muros de piedra seca que conforman diferentes ámbitos de planta cuadrangular y orientados muy variablemente, pero no se reconocen espacios de circulación (de tipo calle) ni otros elementos constructivos o edificaciones como podrían ser iglesias, murallas o depósitos.
Continuamos la ruta con el objetivo de visitar el sitio de Sant Grau. Para llegar sin tocar asfalto vamos a buscar una pista directo al santuario a la que llegamos por un camino de fuerte pendiente que debido a la arena lo hace muy técnico. El mar llano como un vidrio y de un azul intenso nos acompaña en todo el trayecto, tanto en Sant Grau como el lugar conocido como Corcho del Lobo, cruce donde encontramos la pista directo a Puig de Cadiretes, opción más corta si no se quiere visitar Sant Grau. El santuario, uno de los lugares emblemáticos de Tossa y de la región, podría tener sus orígenes en el siglo XIII, alrededor de una leyenda relacionada con la madre de Jaime I el Conquistador, María de Montpellier, que pasó por este lugar. Para el encuentro anual es tradicional ir a comer arroz y comer costillas de cordero en pequeños grupos alrededor del santuario
El camino de Grado en el cuello del Corcho del Lobo es entretenido pero es de esos trayectos interesantes para hacer en bicicleta de montaña. Llegamos al lugar de la Rota desde donde nos vamos a la ermita de Sant Baldiri, un bonito edificio en estado de abandono, y desde aquí a la cima del Montclar, una agradable sorpresa incluida en el listado de los 100 cumbres de la FEEC. De Sant Baldiri en la cima navegamos por la cresta entre relieves graníticos que la coronan. La visión de la cima desde cerca es sencillamente sobrecogedora. Una masa rocosa que emerge altiva por encima de unos laderas cubiertas de vegetación nos confirma definitivamente el origen geomorfológico del macizo, un paisaje constituido por un conjunto de formas características del modelado granítico como los bloques de roca que parecen murallas o tumbara megalíticas que nos han acompañado en el vitge hasta aquí.
Una vez en la cima, se accede a pie en pocos minutos, la visión de otras crestas rocosas como los domos de Carcaixells, Roca Ponça o Rocas Gemelas y relieves residuales en forma de pan de azúcar nos confirma la singularidad del origen magmático del macizo de la Ardenya. Por otra parte la cima es también un mirador natural que completa con los relieves y pueblos del valle del Ridaura o Valle de Aro las panorámicas que hemos disfrutado desde la cima que corona el macizo.
Volvemos al cuello de Montclar. El camino que hace atajo para ir a buscar la pista que va por la vertiente ponentina la cumbre, además de tener una pendiente exagerado, está muy dañado por hacer sobre la bicicleta. Afortunadamente se corto pero, opcionalmente, se puede retroceder desde el cuello un tramo para ir a buscar el camino más arriba y no poner pie en tierra. La pista nos deja en un cuello a poniente del Puig de Matxacuca donde encontramos una pista excelente que nos baja al fondo del valle, cerca de Solius, desde donde enlazamos con la vía verde del Carrilet, que nos permite volver cómodamente en Llagostera.
Enero de 2017
CENTROS DE INTERÉS
Santuario de Sant Grau. Ermita de Sant Baldiri. Domos de Carcaixells. Castillo de Solius
RESTAURANTES / ALOJAMIENTOS
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