Alt Urgell AUR 017_Sorribes

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Parc Natural del Cadí-Moixeró. Vall de la Vansa. Montsec de Tost

Sorribes – Montargull – Molí de Fórnols – Fórnols – Coll de Bancs – Adraén – Coll de Laguén – Coll de Creus – Banyeres – Sant Julià dels Garrics – La Barceloneta – Sorribes
Mapes Comarcals de Catalunya. Alt Urgell. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

El despoblado de Banyeres

La ruta nos permite un plácido viaje flotando por encima del valle de la Vansa contemplando los relieves que lo rodean, descubrir pueblos que rezuman serenidad y calma, comprobar con tristeza el fin del núcleo de Banyeres y descubrir una joya arquitectónica del románico del valle como es la iglesia de Sant Julià dels Garrics.

Desde Sorribes remontamos el tranquilo y apacible valle de la Vansa hasta el Molí de Fórnols, desde donde iniciam...
El despoblado de Banyeres

La ruta nos permite un plácido viaje flotando por encima del valle de la Vansa contemplando los relieves que lo rodean, descubrir pueblos que rezuman serenidad y calma, comprobar con tristeza el fin del núcleo de Banyeres y descubrir una joya arquitectónica del románico del valle como es la iglesia de Sant Julià dels Garrics.

Desde Sorribes remontamos el tranquilo y apacible valle de la Vansa hasta el Molí de Fórnols, desde donde iniciamos la ascensión al pueblo de Fórnols por una pista de buen firme que hace cómoda la subida. A medida que ganamos altura y salimos del fondo del valle la perspectiva del territorio que nos rodea crece exponencialmente. El Cadí se hace presente cada vez con más fuerza, sobre todo en los relieves más occidentales de la sierra, y su pequeño hermano, el Cadinell, da forma al estrecho valle, solitario y desconocido, de Ribanegra.

En Fórnols continuamos por la carretera hasta el Coll de Laguén. A pesar de que esta parte del trayecto por asfalto pueda parecer pesada a priori, todo lo contrario. La calma, paz y tranquilidad que se respira en todo el valle impregna cada pedalada convirtiendo este tramo en instantes mágicos que invitan a la relajación y la contemplación, especialmente de los relieves que nos rodean. Flotando por la carretera desde lo alto, el paisaje se despliega ante nosotros e inunda la mirada. El pequeño núcleo de Ossera, ensartado en un resalte rocoso en el fondo del valle, la redondeada silueta de la Tosa Pelada de Port del Comte o las ariscas paredes de la sierra del Verd cerrando el valle por el este... Parece como si el paisaje acompañado del aire fresco de la mañana quisiera acariciar tu piel para hacerte el movimiento mucho más placentero.

Pasado el Coll de Bancs podemos ver, al otro lado del valle surcado por el río de Bona, el objetivo de la salida: el despoblado de Banyeres, a los pies del Montsec de Tost o Montsec de Cadí. Ubicado en la cabecera del río de Bona a 1.434 metros de altitud, encontramos un pueblo de bucólica y pastoral imagen completamente integrado en el paisaje, Adraén, el más alto del valle de la Vansa. Un pueblo de pocos habitantes, calmado, con algún tejado humeante pero donde es más fácil escuchar las gallinas cacareado que encontrar a alguien por la calle.

Seguimos por carretera hasta Coll de Laguén, donde tomamos la pista que lleva al antiguo núcleo de Banyeres. Mientras avanzamos, la presencia de las cumbres occidentales del Cadí se hacen más evidentes. Llegamos a Coll de Creus, un paisaje mágico de tierras rojas que llama poderosamente la atención. Al otro lado del collado disfrutamos de las cordilleras pirenaicas del Principado, así como de la capital del Alt Urgell. También vale la pena hacer una parada para disfrutar del entorno en la casa de Coll de Creus.

El último tramo hasta el pueblo es bastante pedregoso. Desde la lejanía, la ubicación de Banyeres es privilegiada, por encima de un profundo valle, en una cuesta del Montsec de Tost y bañada por el sol todo el día. Todas las casas están en un estado deplorable, especialmente la iglesia de Sant Joan, con el techo derrumbado. Poco a poco, el inexorable paso del tiempo convertirá esta tranquila y solitaria aldea en un montón de piedras caídas que la vegetación enterrará para siempre. Y como ocurre en todos los pueblos abandonados, ya corren leyendas de tesoros escondidos en la iglesia, apariciones en el castillo, historias de brujería ...


Un poco desolados por lo que siempre representa la muerte de un pueblo que en otros tiempos estaba lleno de vida, iniciamos el regreso al punto de salida por un sendero local señalizado pero no especialmente frecuentado. Hay tramos con mucha vegetación pero se puede ir avanzando, exceptuando un tramo de fuerte pendiente donde la prudencia nos aconseja poner pie en tierra ante el riesgo de saltar por delante.

Una vez en el valle nos desviamos momentáneamente para conocer de cerca Sant Julià dels Garrics, una iglesia románica de notables dimensiones, construida en la segunda mitad del siglo XI y reformada durante el siglo XIII. Se trata de un edificio de gran valor arquitectónico, situado en un lugar de notable interés paisajístico. Deshacemos un tramo de camino, un tramo de fuerte pendiente hasta la masía de Cal Muntada y una vez en el fondo del valle, lo remontamos por carretera hasta el punto de salida.

Septiembre de 2016

CENTROS DE INTERÉS
Sant Climent de Fórnols. Sant Martí d’Adraén. Sant Joan de Banyeres. Sant Julià dels Garrics

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