Baix Empordà BEM 014_Albons
Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Muntanya de Sant Grau. Massís del Montgrí.
Albons — Marenyà — Verges — Ullà — Torroella de Montgrí — Roca Maura — Torre Ponça — Punta Ventosa — L’Escala — Albons
Mapa digital Comarcal. Alt Empordà. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).
Resumen
Distancia:45 km
Desnivel:480 m
Tiempo:4 h 15 min
Dificultad:media-difícil
Dos miradores del Empordà. Puig Segalar y Roca Maura
Las dos cimas constituyen dos excelentes miradores del Empordà. Aparte de las extensas panorámicas durante el trayecto disfrutaremos de los acantilados del Monte Grande, de paredes que caen a plomo más de cien metros
Desde el centro de Albons tomamos la carretera que va hacia poniente. Subimos por una pista que nos lleva al santuario de Sant Grau, pequeña ermita que conserva buena parte de la construcción de ép... Dos miradores del Empordà. Puig Segalar y Roca Maura
Las dos cimas constituyen dos excelentes miradores del Empordà. Aparte de las extensas panorámicas durante el trayecto disfrutaremos de los acantilados del Monte Grande, de paredes que caen a plomo más de cien metros
Desde el centro de Albons tomamos la carretera que va hacia poniente. Subimos por una pista que nos lleva al santuario de Sant Grau, pequeña ermita que conserva buena parte de la construcción de época románica, aunque en las modificaciones hechas en el siglo XVII, girando la orientación de la nave, perdió el ábside. Continuamos subiendo en medio de una joven ola arboleda de pino carrasco hasta la cresta de la montaña que toma el nombre de la ermita. Aprovechamos para desviarnos momentáneamente para alcanzar el punto más alto de la sierra, el Puig Segalar, desde donde tenemos buenas perspectivas de la bahía de Roses y los relieves que la encierran y también, cambiando de punto cardinal, podemos observar las cimas nevadas que van desde el Puigmal al Canigó.
Continuamos por la pista que baja a Marenyà, núcleo coronado por la ermita de Sant Esteve de bella y esbelta factura, cuya altura dobla en altura el edificio original. Nos dejamos caer definitivamente a la planicie definida por los campos baldíos que esperan la primavera para disfrutar de la plenitud. En este paisaje horizontal destacan las líneas de chopos que marcan cursos de agua y algún pueblo que humea en el horizonte. Y, cómo no, el macizo del Montgrí, una montaña de perfil redondeado coronada por un castillo de estructura cuadrangular, que emerge imponente con su inconfundible silueta en medio de una llanura sin fin entre la niebla matinal. Entre todas las interpretaciones que el ojo humano hace del singular perfil del macizo que forman el Puig Rodó, el Montgrí y el Montplà, muchos coinciden en que parece un obispo muerto, y así le llaman, el “el bisbe mort”, con la mitra bajando hacia la llanura y los pies cerca del mar. Y dicen que el anillo del obispo es el castillo.
Llegamos a Verges, un pueblo de visita obligada, puesto que todavía conserva parte de las torres y murallas que rodeaban el antiguo núcleo medieval, con el castillo y la iglesia en el centro de la fortificación. Continuamos navegando entre campos y cultivos de manzana en dirección a Ullà pasamos por la isla de Canet en medio del Ter, un espacio formado esencialmente por la acumulación de materiales sedimentarios aportados por el río, y lo que queda de un antiguo aeródromo y bunker republicano de la Guerra Civil.
Ullà, a los pies del Montgrí, es un municipio de origen medieval regado por las aguas del Ter cuya historia corre paralela a la del río. Pedalear por el casco histórico de Ullà nos permite admirar sus iglesias y las casas de los siglos XVI y XVII.
Desde pueblo marchamos hacia la parte alta de Torroella de Montgrí desde donde subimos por el camino de las Dunas, cómodo y sin pendientes fuertes, llamado así por la gran duna que se formó en la base del Montplà con la arena procedente de las playas del golfo de Roses. La arena con los años iba avanzando y amenazaba con sepultar masías y cultivos hasta que a principios del siglo XX se tomó la decisión de fijarla. Una actuación forestal convirtió a la duna en el pinar actual que ahora podemos disfrutar. En los puntos de máxima profundidad, la arena alcanza acumulaciones de 30 metros.
Continuamos por una buena pista que transcurre por el bonito pinar y que sube al punto más alto de la ruta, Roca Maura. Por el camino también encontramos algunas barracas de piedra seca y los “aixarts”, nombre que reciben los muros resultantes de despedregar el terreno para el cultivo, un buen testimonio del aprovechamiento humano. Roca Maura es un espléndido mirador de grandes panorámicas que nos descubren ambas comarcas ampurdanesas, en especial la del Baix Empordà: el núcleo del Estartit al pie del riscal que nos sustenta, las dos desembocaduras del Ter y toda la llanura fluvial que alimenta.
Deshacemos el camino en dirección a la masía de Ponça disfrutando de una buena panorámica del singular altiplano de la Muntanya Gran, flanqueada a poniente por la gran llanura del Alt Empordà y a levante por acantilados que en algunos lugares caen a plomo más de cien metros, como podremos comprobar en el trayecto hacia l'Escala cuando nos desviemos momentáneamente para acercarnos a Punta Ventosa. El espectáculo es extraordinario.
En Punta Ventosa deshacemos el camino y continuamos hacia el este por un camino que los afloramientos calcáreos incomodan y hacen tambalear la bicicleta, con un tramo final de bajada bastante técnico. Llegamos a las afueras de la gran urbanización que se extiende entre el puerto de l´Escala y cala Montgó. Tomamos un sendero que atraviesa por en medio del bosque; aunque hay varias posibilidades de realizar el trayecto, vamos por el que levita sobre el riscal que marca el límite entre la tierra y el mar.
En l'Escala remontamos por el unificado y repetitivo entramado urbano hasta el campo de fútbol desde donde enlazamos caminos diversos para llegar de nuevo al punto de salida.
Diciembre de 2021
CENTROS DE INTERÉS
Ermita de Sant Grau. San Esteban de Marenyà. Castillo de Verges. San Julián y Santa Basilisa de Verges. Riego del Molino. Monasterio de Santa Maria de Ullà.
ALOJAMIENTOS / RESTAURANTES
https://www.cancasadella.net/ca/
https://visitemporda.com/
Las dos cimas constituyen dos excelentes miradores del Empordà. Aparte de las extensas panorámicas durante el trayecto disfrutaremos de los acantilados del Monte Grande, de paredes que caen a plomo más de cien metros
Desde el centro de Albons tomamos la carretera que va hacia poniente. Subimos por una pista que nos lleva al santuario de Sant Grau, pequeña ermita que conserva buena parte de la construcción de ép... Dos miradores del Empordà. Puig Segalar y Roca Maura
Las dos cimas constituyen dos excelentes miradores del Empordà. Aparte de las extensas panorámicas durante el trayecto disfrutaremos de los acantilados del Monte Grande, de paredes que caen a plomo más de cien metros
Desde el centro de Albons tomamos la carretera que va hacia poniente. Subimos por una pista que nos lleva al santuario de Sant Grau, pequeña ermita que conserva buena parte de la construcción de época románica, aunque en las modificaciones hechas en el siglo XVII, girando la orientación de la nave, perdió el ábside. Continuamos subiendo en medio de una joven ola arboleda de pino carrasco hasta la cresta de la montaña que toma el nombre de la ermita. Aprovechamos para desviarnos momentáneamente para alcanzar el punto más alto de la sierra, el Puig Segalar, desde donde tenemos buenas perspectivas de la bahía de Roses y los relieves que la encierran y también, cambiando de punto cardinal, podemos observar las cimas nevadas que van desde el Puigmal al Canigó.
Continuamos por la pista que baja a Marenyà, núcleo coronado por la ermita de Sant Esteve de bella y esbelta factura, cuya altura dobla en altura el edificio original. Nos dejamos caer definitivamente a la planicie definida por los campos baldíos que esperan la primavera para disfrutar de la plenitud. En este paisaje horizontal destacan las líneas de chopos que marcan cursos de agua y algún pueblo que humea en el horizonte. Y, cómo no, el macizo del Montgrí, una montaña de perfil redondeado coronada por un castillo de estructura cuadrangular, que emerge imponente con su inconfundible silueta en medio de una llanura sin fin entre la niebla matinal. Entre todas las interpretaciones que el ojo humano hace del singular perfil del macizo que forman el Puig Rodó, el Montgrí y el Montplà, muchos coinciden en que parece un obispo muerto, y así le llaman, el “el bisbe mort”, con la mitra bajando hacia la llanura y los pies cerca del mar. Y dicen que el anillo del obispo es el castillo.
Llegamos a Verges, un pueblo de visita obligada, puesto que todavía conserva parte de las torres y murallas que rodeaban el antiguo núcleo medieval, con el castillo y la iglesia en el centro de la fortificación. Continuamos navegando entre campos y cultivos de manzana en dirección a Ullà pasamos por la isla de Canet en medio del Ter, un espacio formado esencialmente por la acumulación de materiales sedimentarios aportados por el río, y lo que queda de un antiguo aeródromo y bunker republicano de la Guerra Civil.
Ullà, a los pies del Montgrí, es un municipio de origen medieval regado por las aguas del Ter cuya historia corre paralela a la del río. Pedalear por el casco histórico de Ullà nos permite admirar sus iglesias y las casas de los siglos XVI y XVII.
Desde pueblo marchamos hacia la parte alta de Torroella de Montgrí desde donde subimos por el camino de las Dunas, cómodo y sin pendientes fuertes, llamado así por la gran duna que se formó en la base del Montplà con la arena procedente de las playas del golfo de Roses. La arena con los años iba avanzando y amenazaba con sepultar masías y cultivos hasta que a principios del siglo XX se tomó la decisión de fijarla. Una actuación forestal convirtió a la duna en el pinar actual que ahora podemos disfrutar. En los puntos de máxima profundidad, la arena alcanza acumulaciones de 30 metros.
Continuamos por una buena pista que transcurre por el bonito pinar y que sube al punto más alto de la ruta, Roca Maura. Por el camino también encontramos algunas barracas de piedra seca y los “aixarts”, nombre que reciben los muros resultantes de despedregar el terreno para el cultivo, un buen testimonio del aprovechamiento humano. Roca Maura es un espléndido mirador de grandes panorámicas que nos descubren ambas comarcas ampurdanesas, en especial la del Baix Empordà: el núcleo del Estartit al pie del riscal que nos sustenta, las dos desembocaduras del Ter y toda la llanura fluvial que alimenta.
Deshacemos el camino en dirección a la masía de Ponça disfrutando de una buena panorámica del singular altiplano de la Muntanya Gran, flanqueada a poniente por la gran llanura del Alt Empordà y a levante por acantilados que en algunos lugares caen a plomo más de cien metros, como podremos comprobar en el trayecto hacia l'Escala cuando nos desviemos momentáneamente para acercarnos a Punta Ventosa. El espectáculo es extraordinario.
En Punta Ventosa deshacemos el camino y continuamos hacia el este por un camino que los afloramientos calcáreos incomodan y hacen tambalear la bicicleta, con un tramo final de bajada bastante técnico. Llegamos a las afueras de la gran urbanización que se extiende entre el puerto de l´Escala y cala Montgó. Tomamos un sendero que atraviesa por en medio del bosque; aunque hay varias posibilidades de realizar el trayecto, vamos por el que levita sobre el riscal que marca el límite entre la tierra y el mar.
En l'Escala remontamos por el unificado y repetitivo entramado urbano hasta el campo de fútbol desde donde enlazamos caminos diversos para llegar de nuevo al punto de salida.
Diciembre de 2021
CENTROS DE INTERÉS
Ermita de Sant Grau. San Esteban de Marenyà. Castillo de Verges. San Julián y Santa Basilisa de Verges. Riego del Molino. Monasterio de Santa Maria de Ullà.
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https://www.cancasadella.net/ca/
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