Alt Urgell AUR 013_Alinyà

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Espai Natural Protegit d La Serra d’Oden_Port del Compte. Muntanya d’Alinyà. Serra de la Guàrdia

Alinyà – Llobera – L’Alzina d’Alinyà – Coll d’Ares – Ossera – Barraca de Sangonelles – Prat Llong – Pedró dels Quatre Batlles – La Gespeguera – Corral del Sastre – Les Sorts – Alinyà
Mapes Comarcals de Catalunya. Alt Urgell. 1:50.000. Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC).

EL PERFIL DE LA RUTA EN EL SIGUIENTE ENLACE:
http://ca.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11070480

Pedró dels Quatre Batlles: el balcón de Cataluña

Ruta impresionantemente bella, salvaje y solitaria, con paisajes impresionantes y panorámicas extensas del Prepirineo, la Cordillera Transversal, la Cordillera Prelitoral o la Depresión Central catalana e incluso el Pirineo Central. La ruta va desde Alinyà a Ossera por el Coll d?Ares y desde ahí se inicia una dura ascensión al Pedró dels Quatre Batlles, punto culminante de la Serra de Port del Comte. El descenso lo hacemos por la...
Pedró dels Quatre Batlles: el balcón de Cataluña

Ruta impresionantemente bella, salvaje y solitaria, con paisajes impresionantes y panorámicas extensas del Prepirineo, la Cordillera Transversal, la Cordillera Prelitoral o la Depresión Central catalana e incluso el Pirineo Central. La ruta va desde Alinyà a Ossera por el Coll d’Ares y desde ahí se inicia una dura ascensión al Pedró dels Quatre Batlles, punto culminante de la Serra de Port del Comte. El descenso lo hacemos por la cresta de la Sierra de Campelles y los bucólicos prados de la montaña de Alinyà.

Iniciamos la ruta por la pequeña carretera de montaña que haciendo lazadas sube al pequeño núcleo de l’Alzina d’Alinyà, desde donde se domina todo el valle de Perles. A partir del pueblo continuamos por una pista, a veces con fuerte pendiente, que asciende a Coll d’Ares. A medida que ganamos altura y el paisaje crece, disfrutamos de las extensas vistas de las cordilleras que cierran el valle, abruptes y retorcidas, testigo directo de la actividad geológica que las originó.

Al otro lado de Coll d’Ares el paisaje y la vegetación cambia repentinamente. La roca se ve sustituida por una generosa vegetación de pinares sombríos. Entre las rendijas descubrimos fascinados la bonita silueta del Cadí; perfectamente recortada en el cielo nos recuerda los riscos que dominan la cara norte de la cordillera. Como por arte de magia, nos aparece de repente, subido encima de un resalte rocoso, la bucólica presencia del pueblo de Ossera, refugio de artesanos y artistas que, procedentes de la ciudad, se establecieron en este lugar y reactivaron la economía del pueblo dándole una segunda oportunidad.

Iniciamos el segundo tramo de la ruta, lo más duro ya que nos espera un desnivel de 1.200 metros para alcanzar la cima de los Quatre Batlles. Hasta la cota 1.600, una buena pista entre el fresco pinar nos hace muy cómoda la progresión. Cuando dejamos esta pista, que lleva hacia Coll de Port, continuamos por una menos transitada que dificulta en algunos tramos la pedalada sin llegar a ser, sin embargo, excesivamente complicada.

Llegando a la Barraca de Sangonelles las cordilleras que vislumbramos entre el pinar se hacen de golpe presentes y nos anuncian las panorámicas que podremos disfrutar desde la cima. Continuamos subiendo hasta el bonito lugar conocido como Prat Llong, debajo de la cima de la Tosa Pelada, una pequeña y alargada explanada de prados alpinos salpicada de pino negro, que recorremos siguiendo antiguas trazas de vehículos todo terreno que en algún momento han dejado sus huellas en este encantador paraje. Al final del prado emerge repentinamente la fisonomía del Pedraforca, imponente como una cima pirenaica y poco conocido desde este ángulo de visión.

Nos queda todavía el tramo más duro, a partir de la zona esquiable de Estivella. Durante la subida hacia la parte alta de los remontes disfrutamos de las sierras prepirenaicas que cierran el valle de Lord. Sorprende la imagen de las pistas de esquí de la zona de la Bòfia: la falta de arboleda en estos tramos que hacen las delicias de los esquiadores durante una pequeña parte del año se muestra como grandes cicatrices en el patrimonio paisajístico.

Entramos en un paisaje calcáreo de formas redondeadas, falto de vegetación, similar, por poner una comparación recurrente, a un paisaje lunar. La subida a la cima por una pista llena de rocalla caliza y con algún tramo de fuerte pendiente, exige un esfuerzo extra si no se quiere bajar de la bicicleta. Por el contrario, las vistas son realmente espectaculares y ayudan a superar el cansancio de la larga subida.

La llegada a la cima es realmente majestuosa. Sólo poner el pie en el suelo el alma queda negada por la voluptuosidad sobrecogedora de las vistas que se divisan: desde el Pirineo Central, lejano y cercano a la vez, a las cumbres y cordilleras de los parques naturales de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, Alt Pirineu y Cadí-Moixeró; montañas como el Pedraforca, el Montseny, Montserrat, Sant Llorenç del Munt i l'Obac, la Serra de Montsant o las sierras prepirenaicas de poniente como la del Montsec o el Boumort... demasiado territorio para enumerarlo todo. Afortunadamente, en la cima hay paneles fotográficos que permiten identificar todo el territorio con que la mirada se puede recrear.

Iniciamos el descenso siguiendo las trazas que marchan hacia la cima de la Gespeguera y pasada esta recorremos toda la cresta de la Serra de Campelles, primero por el desolado paisaje calizo para entrar más tarde, a medida que perdemos altura, en el bosque donde nos dejamos caer por un firme tambaleante que hace la bajada incómoda. Cuando se acaba la cresta caemos de golpe hacia la bonita zona del Corral del Sastre, una pequeña meseta de pastos rodeada de profundos valles, un auténtico paraíso que invita a aminorar la velocidad y a la contemplación.

Continuamos por una aérea pista que recorre la ladera oeste del Tosal de Cambrils. Cambiamos de dirección para evitar caer en Cambrils, ubicado en un valle donde el agua es salina, con una densidad similar a la del Mar Muerto. Salimos a la carretera pasado el Coll de Boix pero la dejamos de nuevo por una pista a la derecha señalizada como el camino real de La Vansa y que todavía nos deparará una última panorámica del valle de Perles desde una nueva perspectiva, con el profundo y estrecho desfiladero, las cordilleras que la cierran y, de regalo, las abruptas sierras prepirenaicas al otro lado del Segre: Montsec, Aubenç, Carreu y Boumort, por nombrar las más significativas.

Salimos de nuevo a la carretera cerca del punto de salida.

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